¿Lo que vemos a simple vista es verdadero? ¿Podemos confiar en lo que escuchamos? ¿En qué decidimos creer? ¿Es verdadero lo que se ve y falso lo que no se ve o al revés?
¿Alguna vez vieron a alguien hacer un papelón por lo que siente? ¿Alguna vez ocultaron lo que sienten por miedo al papelón?
Muchos compran gato por liebre acá y se dejan llevar por las apariencias, pero hasta una pajuerana como yo sabe que las apariencias engañan, ¿no?
Es mucho más fácil dejarse llevar por las apariencias y vivir en la mentira.
No todo es lo que parece ni todo lo que brilla es oro, eso también deberían saberlo. Mucho brillo hay acá y muy poco oro. Algunos se terminan creyendo las apariencias y así viven. Aparentemente viven. Pero vivir de verdad es otra cosa, amar de verdad es otra cosa. Hay que saber mirar muy bien para ver de verdad a la gente, para ver su esencia, y no su apariencia.
A veces el que parece un santo es un demonio, y el que parece un demonio es un santo.
A veces lo que brilla de verdad es una baratija y el oro, el oro de verdad, no brilla. Las apariencias nos logran engañar.
Lo esencial es invisible a los ojos, pero igual se ve. Hay que abrir los ojos para ver que la verdad no siempre es la apariencia.
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